Paula Virgina Hernandez Santos

Con profundo pesar y en un mar de recuerdos, nos despedimos de una alma llena de vida, Paula Virginia Reyes Osteaga de Hernández. Hija amada de Gladys Osteaga y Carlos Meneses Reyes, Paula nació en Guatemala el 29 de septiembre del 1985, un día que marcó el inicio de una vida llena de amor, sacrificio y alegría. A la edad de 12 años, con valentía y esperanza, emigró a los Estados Unidos, donde construyó su nueva vida con determinación y una gran sonrisa que nunca perdió.

Paula cursó sus estudios en la Swanson Middle School, la Washington Lee High School y culminó sus estudios en la Thomas Edison High School, siempre con un corazón lleno de sueños y un deseo incansable de superación. Fue en esos años donde conoció a su amor, Nelson Hernández Santos, con quien compartió su vida y formó una hermosa familia. Juntos, trajeron al mundo a tres maravillosas hijas: Amy, Allyson y Ashley, quienes fueron su razón de ser y el motor de su alegría.

A lo largo de su vida, Paula siempre se destacó por su amor incondicional hacia su familia, especialmente defendiendo con valentía a sus hermanos Kevin y Dafne. Su memoria, prodigiosa como una cámara fotográfica, la hacía única, especialmente cuando se trataba de números, y todos los que la conocieron siempre se asombraron de su increíble capacidad de recordar los más pequeños detalles.

Su vida estuvo llena de pasiones. La música era su refugio, el canto su forma de liberar emociones, y las historias que contaba sobre su vida o sobre sueños por cumplir se convirtieron en una fuente de inspiración para quienes la rodeaban. Le encantaba bailar, disfrutar de su tiempo en bicicleta, y sobre todo, regalar sonrisas a través de los pasteles que con tanto amor preparaba, siempre dispuesta a compartir un pedazo de su corazón en cada bocado.

Los mariscos y la carne asada eran sus platillos favoritos, los cuales disfrutaba rodeada de su familia, mientras reía y compartía momentos llenos de cariño. En su casa siempre había calidez, porque Paula tenía la capacidad de hacer sentir a todos como si estuvieran en su hogar, como si fueran parte de su alma.

Hoy, Paula deja un vacío inmenso en nuestros corazones, pero su legado de amor, coraje y alegría vivirá por siempre en su esposo, sus tres hijas, su hermano, su hermana, su padre y su madre, quienes la extrañarán profundamente pero siempre llevarán su memoria y su esencia con ellos. Paula, tu partida nos deja un dolor indescriptible, pero también la certeza de que tu luz nunca se apagará. Siempre serás nuestra guía, nuestra inspiración, y el reflejo de lo que significa vivir con el corazón lleno de amor.

Te amamos eternamente, Paula.